Cámara de Comercio de Sevilla

Piensa, luego CV

Antes de construir el CV, analiza y reflexiona cuáles son los verdaderos objetivos que subyacen para plantear tu propia estrategia.

 

Una pequeña historia que te hará pensar

Hace unos años, en un gesto inocente y cercano, me regalaron un trébol de cuatro hojas. Quien lo hizo, señaló que la fortuna me seguiría…o que yo la seguiría a ella. Esa parte no debió quedar muy clara, en cualquier caso, sí subrayó la importancia de que lo guardase para que me diese suerte. Así lo hice. Quedó archivado entre las páginas de una antigua libreta de notas, hasta hace relativamente poco: me tumbé en el césped, abrí la libreta et voilà, desapareció entre tanto verde, tréboles y demás. En ese instante, recordé anteriores reflexiones en las que manifestaba: “Tengo que plastificarlo, así se conservará mejor”.

Estoy convencido que de haberlo plastificado, con el brillo de la luz sobre el plástico, se diferenciaría entre tantos pares. No obstante, lo peor no fue haberlo perdido, si no el no haber tenido tiempo suficiente para buscarlo, ya que disponía de tan sólo 20 segundos antes de regresar al trabajo.

Por tanto, ahí quedó, entre la muchedumbre y el montón.

Lo mismo sucede con el CV. Estudios recientes (véase CareerXroads, The Ladders, p.ej.), revelan que durante los procesos de reclutamiento, la media de dedicación por CV varía entre los 6 y 20 segundos.

Haced la prueba: Coged vuestro CV y leedlo durante 20 segundos… ¿Os ha dado tiempo? Pues al reclutador tampoco.

No pretendo con ello desanimar, sino invitar a la reflexión para optimizar los recursos.

 

¿Qué debemos hacer con nuestro CV?

Lo primero que debemos contemplar es la finalidad del currículum vitae, ya que de ello dependerá la estrategia que planteemos a la hora de su elaboración. Es probable que algunos/as piensen que el objetivo del currículo es conseguir trabajo, y en cierta medida no les falta razón. Pero si profundizamos más allá en nuestro análisis particular, concluiremos que el verdadero objetivo de todo CV es llegar a la entrevista. Que nos llamen a nosotros frente a otros miles de candidatos.

Suena ambicioso… ¿Cómo lo logramos? ¿Qué podemos hacer para que la próxima ocasión que “echemos el CV” se interesen por el nuestro?

 

¿Cómo logramos nuestro objetivo?

Quizá, aunque parezca evidente, el primer paso de nuestra estrategia sea analizar qué busca exactamente la empresa que publica la oferta. Pensad que estamos pretendiendo ser seleccionados entre miles de candidatos y candidatas, por tanto dedicarle un tiempo a valorar detenidamente lo que persiguen constituye un paso elemental.

¿Coincidimos en que el CV que entregaríamos para una beca de investigación en la Universidad, difiere considerablemente del CV que presentaríamos para una ETT, o para una asesoría laboral? Las empresas, en este caso, son claramente diferentes entre sí.

 

Para cada oferta, un CV

Si estamos todos y todas de acuerdo, entiendo que para cada oferta solemos adaptar nuestro CV según la demanda, ¿no? Dudo que hayamos entregado el mismo CV para diferentes ofertas y empresas, ¿o sí? Recordad que lo pretendido con el CV es extremadamente ambicioso: ser seleccionados entre miles de candidatos/as para posteriores procesos. ¿Por qué, conocedores de esta cuestión, no le dedicamos el tiempo suficiente que merece tan deseoso objetivo? ¿Nos parece excesivo destinar media hora de nuestro tiempo a la oferta que aspiramos, y adaptar nuestra trayectoria profesional a lo que nos piden para incrementar las probabilidades de éxito? Que cada uno saque sus propias conclusiones.

El segundo peldaño, una vez conozcamos las intenciones y necesidades de la empresa y su respectiva oferta, parte de un trabajo previo de introspección, de conocer nuestros intereses, nuestros recursos profesionales, y cómo adaptar estos para generar impacto.

No necesitamos ser virtuosos del Photoshop para elaborar diseños extraordinarios, con impacto tampoco refiero a incluir 40 páginas con toda nuestra trayectoria profesional. Basta, quizá, con adaptar las tonalidades del texto a los colores corporativos de la compañía. ¿Por qué no? Basta con adaptar el nombre de puestos anteriores, al nombre del puesto demandado por la oferta (palabras clave). Basta con hacer sentir única a la empresa, del mismo modo que pretendemos ser únicos durante el proceso de selección.

En conclusión, ¿qué debemos tener en cuenta?

  • Nunca es tarde para “plastificar nuestro trébol”. Diferenciémonos cuanto antes, y dediquémosle el esfuerzo que el objetivo pretendido se merece.
  • La suerte no aparece, sino que se busca y se crea. Cuanto más tiempo le dediquemos al CV, más suerte tendremos.
  • El tiempo promedio que le dedica un reclutador estándar a la revisión de CVs es ínfimo y limitado. Facilitémosle la labor e impactemos desde el principio. Un CV de 4 hojas sólo traerá desdicha. Deshojémoslo y quedémonos con una o dos a lo sumo.
  • No se trata de que nuestro currículum quede archivado entre documentos y carpetas, si no que se convierta en una herramienta actualizada, reluciente y bien conservada. Podemos tener un fondo de armario, donde guardemos toda nuestra trayectoria profesional; y en función de la oferta, construir nuestra estrategia.
  • La competencia es evidente y abundante. Diferenciémonos entonces. ¿Cómo? Lo veremos con más detalle en posteriores entradas, quedémonos por ahora con este prólogo reflexivo.

Hasta entonces, os invito a visualizar una infografía elaborada por mi compañera y gran profesional Sonia Holgado, muy en línea con lo comentado.

 

Germán Cortizo

Técnico de formación de la Escuela de Negocios