Periodismo deportivo
Odio ser el abuelo Cebolletas cuando hablo del pasado del periodista y del periodismo. Evidentemente, los tiempos han adquirido un desagradable color marrón para los periodistas, que no quieren mirar a los mañanas porque el mañana da vértigo y duele. Porque no sólo duele perder el trabajo, lo que más dolor produce es que te vayas al paro con el orgullo roto y tu independencia tan desgarrada como la chaqueta de un espantapájaros.
Antiguos tiempos del periodista
Yo sé que aquellos tiempos fueron mejores, pero aquellos días de tintineo de las máquinas de escribir, ruido a veces salvaje de los teletipos y humo de los cigarrillos colgándose como lianas sobre las cimas candentes de las lámparas, que escupían a la vez nicotina y secretos, también se bañaron de lágrimas. Porque no conozco un solo periódico, ni uno os digo, que navegase con velas de Libertad e Independencia absolutamente limpias. Ninguno.
Pero el periodista, aunque caminara bajo el paraguas de periódico o emisora de una u otra tendencia, se sentía bien consigo mismo y si no era así, miraba a los cielos, apretaba los dientes, tiraba de talento y se ponía a esperar la bendita lluvia en forma de aventura en otro medio. No faltaba trabajo.
El periodista de hoy
Hoy, nunca sale el sol en el lado de la Prensa. Los empresarios y los bancos decidieron que los medios periodísticos quedaron amortizados en alguna habitación con púas y café de máquina. Al precio de uno me ahorro quince.
Hoy, Larra trabajaría en una lavandería; Azorín no serviría ni para arrimar cafés en el Gijón y el bueno de mi amigo Belarmo se devanaría los sesos para saber si un link es un sucedáneo del gin tonic que tanto amó o un aparato para coser los bajos de sus pantalones.
Los jóvenes que estudian periodismo
Hoy, los jóvenes periodistas se ven obligados a lanzarse sin red a un mundo que les escupe indiferencia y les regala cadenas. La libertad que estudiaron en los libros de texto es una porcelana china que se pudre en un todo a cien. La independencia tiene nombre de mujer, pero sólo es un dragón disecado en el despacho del presidente de un banco, un tipo que jamás se lió un peta y sueña con llegar un día al infinito de ganancias.
Pero has de tener en cuenta, lector: Un periodista es un tipo como tú y yo, un soñador que hace de carne y hueso las historias; un escribidor que siempre va de frente y te dice cosas al oído; ese pepito grillo que nunca duerme, casi nunca come y siempre vive. Vive para ti, para que sepas que alguien puede caminar a tu lado sin pegarte zancadillas. Y hasta da su vida para que tú sepas que hay vida. Es el periodista.
José Manuel García-Otero
Periodista y docente en el Máster de Periodismo Deportivo